Antes de nada, aprovecho este post para pediros disculpas a todos los lectores porque, durante este mes de julio, no estoy respetando la regularidad habitual de publicaciones a las que os tengo acostumbrados. Espero que lo comprendáis, pero es que hay temporadas en las que el trabajo es más intenso, y este mes es una de ellas. ¡Mil disculpas!
Y también (¡hoy va de perdones la cosa!) debo disculparme ante todos aquellos que, muy probablemente, habréis visto, en el blog Antioquía, de mi amiga Belén (mil gracias por descubrírmela!!!), la maravillosa casa que hoy os traigo, pero es que hay viviendas que uno quiere tener atesoradas en su blog (como una especie de posesión virtual, ya que real es poco menos que imposible, ¡qué más quisiera!) y este es el caso.
Está en La Habana, y es una villa restaurada, con más de 100 años a sus espaldas, perteneciente al artista Damián Aquiles y su esposa Pamela Ruiz, quienes viven en ella con su hijo Bastian. En la rehabilitación se han mantenido, siempre que se ha podido, las puertas y ventanas, las baldosas del suelo, los papeles pintados (por viejos que estuvieran), toda una muestra del lujo que atesoró la vivienda en sus años de opulencia. Todo ello contrasta con el mobiliario (especialmente de los años 50 y 60), con las baldas de cemento de la cocina y, sobre todo, con la magnífica colección de arte moderno que cuelga en las paredes.
El resultado no podía gustarme más!!! Un magnífico ejemplo de eclecticismo bien entendido. ¿Qué os parece?
Procedencia de las imágenes: TMagazine