Si en el post del otro día os dejaba la primera parte de la crónica de mi reciente viaje a París, hoy vamos con la segunda parte, dedicada, por completo, al Mercado de las Pulgas de Saint Ouen, el más grande de Europa, y uno de los más grandes del mundo, y también uno de los mayores atractivos turísticos de la capital francesa, con más de 2000 expositores. Era mi primera vez en este mercado y tenía unas expectativas muy altas, totalmente correspondidas con la realidad.
Lo primero que me llamó la atención es que no se trata de un único mercado sino que, en realidad, son 15 diferentes mercados o espacios (a lo largo de unas cuantas calles) más o menos especializados en tipos o estilos de decoración, de lo más clásico o lo más vanguardista, así como ropa, objetos de coleccionismo, libros, etc. Lo cierto es que se necesita un día completo para visitarlo, y aún así hay que ir bastante rápido para (intentar) no perderse nada de lo que allí se vende.
Lo que más me sorprendió fue que muchos de los stands parecían verdaderas páginas de revista de decoración (como puede comprobarse en las imágenes siguientes) y también la calidad de las piezas, auténticas joyas, con nombre propio, que son ya iconos del diseño del XX.
Pero si hay un expositor que me sorprendió por encima de los demás es Tombées du Camion, al que pertenecen las imágenes siguientes. La cuidada presentación de sus piezas (sobre todo iluminación, pero también objetos curiosos de todo tipo), de clara inspiración industrial, me gustó muchísimo.
¿Consejos? No perderse, sobre todo, 4 de los mercados: Vernaison (donde puede encontrarse un poco de todo), Paul Bert y Serpette (donde admirar los más bonitos expositores, con las mejores piezas de los años 50 a los 80, ¡una locura para los amantes de los estilos midcentury y retro!) y, sobre todo, Jules Vallès, en el que se respira la atmósfera más auténtica de mercadillo, con las piezas quizás menos cuidadas pero en el que más fácil es encontrar algún chollo. Porque, eso sí, si vamos pensando en precios de mercadillo al uso... ¡olvidadlo! En mi vida he visto tanto espejo sol junto, tanta lámpara Jieldé, pero tampoco tan caros!!!!
De todas formas, se trata de una visita indispensable para todos los amantes de la decoración, aunque el visitante saldrá de allí (a no ser que tenga una estupenda cartera) con una mezcla de sentimientos encontrados entre la frustración y la satisfacción más absolutas.