A pesar de la aparente frialdad que parecen transmitir, me encantan las paredes de ladrillo en cualquier estancia de la casa, pero especialmente en el dormitorio, como una especie de lienzo en el que destaca la cama. Ladrillos vistos, con su característica pigmentación natural, o pintados en color blanco; de nueva factura o recuperados de alguna vieja fábrica; regulares o irregulares..., todos ellos me parecen un revestimiento ideal, que añade un extra de textura y actúa como un elemento decorativo más.
Características, además, del estilo industrial de los lofts neoyorquinos, las paredes de ladrillo, casan bien con cualquier tendencia decorativa. Un buen ejemplo es el magnífico juego de contrastes que podemos observar en la fotografía que abre el post: masculino/femenino; industrial/shabby; rudeza/delicadeza, etc.
¿Os gustan las paredes de ladrillo en el dormitorio?
Todas las imágenes proceden de mis paneles de inspiración en Pinterest.