A la pregunta que sirve de título al post de hoy, yo respondo SÍ (así, con mayúsculas, para que se vea bien grande) y sé a lo que me expongo porque, a pesar de que a mí me encanta y sé que a la mayoría de los lectores que me seguís también, es una de las grandes disyuntivas en decoración. Evidentemente, aquí entra en conflicto el gran dilema entre funcionalidad (y practicidad) y estética. ¿Es práctico tener un montón de cachivaches a la vista en el lugar de la casa donde con más frecuencia (incluso más que en el baño) se pasa la bayeta?
Pues bien, ¿para qué vamos a engañarnos?, NO (también con mayúsculas), no es práctico, sobre todo en las cocinas donde continuamente están la olla y la sartén a pleno rendimiento (no es mi caso), pero... (y esta vez me puede mi lado estético) ¡queda tan bonito! La calidez que dan todas esas latas, frascos, utensilios, cajas, trapos a la vista..., el carácter vivencial que transmiten, no lo ostentan esas cocinas-laboratorio que me niego a tener.
Evidentemente, la cocina que hoy os muestro será una auténtica pesadilla para los esclavos de la limpieza, pero ¿no me digáis que no es una preciosidad? En fin... ¿la solución? No tener tantos elementos a la vista como en esta, y hacer un poco la vista gorda (sé que a veces es imposible) ante la mínima señal de suciedad.
¿Qué me decís?
Procedencia de las imágenes: Remodelista