El otro día, visitando la web de AD, se me quedó totalmente grabada la imagen que encabeza el post, perteneciente a la vivienda de un matrimonio neoyorquino, decorada por la interiorista Julie Hillman. Lo que más llamó mi atención fue la rotundidad y la omnipresencia, a pesar de su aparente ligereza, de la lámpara suspendida sobre la mesa del comedor, una creación (ya icono del diseño) de la diseñadora (también neoyorquina) Lindsey Adelman.
Ese mismo día la volví a ver, de nuevo en una casa de la gran manzana, pero en esta ocasión en el barrio de Tribeca. La lámpara (en las imágenes siguientes) tambíen servía aquí de colofón a un comedor, que compartía espacio con la cocina, conformando un maravilloso y amplísimo espacio, y otra vez surgió en mí la misma sensación de magnificencia de la luminaria y pensé en la poca atención que prestamos a veces a las lámparas cuando algunas, como en este caso, incluso apagadas son verdaderas obras de arte que con su presencia dominan todo el esquema decorativo.
¡La necesito! Eso sí, creo que voy a necesitar primero una casa con los techos altísimos. Y a vosotros..., ¿qué os parece?
Más información: Lindsey Adelman
Procedencia de las imágenes: AD España, Remodelista