El mundo no es homogéneo (¡y menos mal!) sino que está configurado por diferentes realidades, por un conglomerados de opuestos, que lo convierten en maravilloso. En mi opinión, no hay nada más aburrido que la uniformidad, nuestros sentidos necesitan continuamente de elementos distintos, disruptivos, en contraste, que los salven de la monotonía.
En decoración sucede lo mismo. Me aburren soberanamente los espacios donde una pieza no sobresale de otra, donde todo está medido y es tan uniforme que el protagonismo se diluye. Me apasionan, en cambio, los espacios como los de las imágenes anteriores, en los que hay "elementos sorpresa" (una obra de arte juguetona, una pincelada de color inesperada, una pieza sacada de contexto, etc.), porque vivifican la decoración y la hacen especial, diferente.
¿Qué opináis?
Todas las imágenes proceden de mis paneles de inspiración en Pinterest.