La decoradora Tara Flanagan adquirió esta casa, en Begur, uno de los pueblos más bellos de la provincia de Girona, hace diez años, pero ahora ha querido actualizarla, tanto en su distribución como en su decoración, sin que perdiera su esencia rural.
Después de redistribuir los espacios de una manera más racional, con grandes espacios diáfanos en las zonas comunes y vistas al precioso pueblo medieval, se acometió el proyecto de interiorismo que buscaba, ante todo, mantener la esencia rústica de la vivienda (vigas vistas, suelos de barro, techos abovedados, paredes imperfectas, etc.) así como de su entorno, pero sin dejar de lado la comodidad y la habitabilidad de la vida moderna.
En cuanto a la decoración, hay una equilibrada mezcla de mobiliario moderno y de piezas vintage, así como de estilo clásico y rústico, adquiridos en mercados de Londres y en el Mercantic, de Sant Cugat del Vallés. Acompaña a todo el conjunto una buena selección de textiles, con estampados florales y tonos pastel que refuerzan el estilo rústico, al mismo tiempo que imprimen una delicada atmósfera romántica y femenina.
¿Un must? La maravillosa selección de espejos de una de las paredes del salón.
Si deseáis ver más imágenes de esta vivienda, no os perdáis el reportaje de la revista Micasa, de donde proceden estas fotografías.