No soy muy dado a las distinciones masculino-femenino en decoración, a pesar de que soy consciente de que hay atmósferas y espacios (creados por diversos elementos decorativos, piezas de mobiliario, colores, o toques de estilismo) que nos remiten, sin quererlo, pero de una forma muy acertada, a universos masculinos o femeninos. Eso es lo que sucede con esta preciosa vivienda, situada a unos 100 kilómetros de París, en un pequeño pueblo de la región de Normandía.
La casa, un coqueto palacete del XIX, en pleno campo, es el lugar al que se retira los fines de semana y los periodos vacacionales, Elisa Bartillat, una de las cofundadoras de la parisina boutique Serendipity. La vivienda está totalmente restaurada y lo que más llama la atención es el ático (al que corresponden la mayor parte de las imágenes que acompañan al post), un verdadero paraíso lúdico para los tres hijos de Elisa, dos chicas, de 16 y 13 años, y un chico, de 9.
La decoración tiene un premeditado toque femenino: papeles pintados de flores, dominio de una paleta cromática de tonos pastel, objetos de tocador, etc. El mobiliario está conformado, en su mayoría, por aquellas piezas que la propietaria ha ido encontrando en mercados y tiendas de segunda mano. Es evidente, en el conjunto, su gusto por el contraste, lo que otorga a la vivienda un estilo muy personal, nada desentonante, en la que la calidez es la mayor de sus virtudes.
Procedencia de las imágenes: Milk Magazine