¡Vuelta al trabajo! Se hace menos duro si uno trae debajo del brazo una serie de buenas experiencias vividas durante las vacaciones. Como sabéis, las mías han estado divididas en dos partes: a principios de agosto visité Roma y esta última semana he estado en el norte de Portugal. Lo de Roma ha sido un reencuentro, pues ya había estado allí hace años, pero lo otro ha sido un verdadero descubrimiento. De Portugal solo conocía Lisboa y tenía muchas ganas de conocer algunas ciudades del norte como Coimbra u Oporto. Esta última, sobre todo, me ha encantado.
En Oporto, gracias al amigo "instagramero" Hugo Veludo, que vive allí, he descubierto una de las tiendas más bonitas en las que he estado. Se trata de la sede que tiene en la ciudad la firma "A Vida Portuguesa" (la otra está en Lisboa), una firma que vende productos portugueses de los de toda la vida, y que nació con la intención de inventariar y distribuir las marcas portuguesas que han sobrevivido a lo largo de los tiempos, pero sobre todo para revalorizar la producción manufacturada del país vecino. Productos, en definitiva, que traspasan generaciones y que, hoy en día en que todo lo añejo, con sabor a aroma antiguo está tan de moda, cobra una relevancia especial.
La tienda de Oporto, situada en unos antiguos almacenes, muy cerca de la famosa Librería Lello, es una preciosidad en sí misma. Ha mantenido la estructura original, los expositores, los mostradores, etc., lo que imprime una atmósfera muy especial al espacio. Invita a entrar y a salir con unas cuantas compras.
¡Absolutamente recomendable!