Este es un post que va decididamente a contracorriente. ¿Por qué? Porque a lo que estamos acostumbrados en estas fechas, todos aquellos que leemos publicaciones de decoración e interiorismo, es a ver casas de verano con colores playeros (blanco, azul, amarillo, rojo...), casi exclusivamente mediterráneas, y lo cierto es que nos encantan porque nos hacen soñar, anticipar aquello que disfrutaremos o recordar lo que ya hemos disfrutado.
Pues bien, la casa que hoy quiero compartir con vosotros es también una casa de vacaciones, pero los colores que la presiden son el blanco y el negro, y está en Suecia, concretamente en Escania, la provincia más meridional del país. Se trata de una antigua granja que Nils y Sofia, que trabajan en Nueva York y Los Ángeles, han reformado para pasar en ella el tiempo libre que sus trabajos les permite, ya que ambos son suecos y anhelan la paz de estar en medio de la nada después de venir de dos grandes ciudades.
¡Me encantan el comedor de la primera fotografía y los dos magníficos aparadores de estilo danés!
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