Una de las razones por las que esta vivienda brasileña, en Trancoso, en el estado de Bahía, me ha llamado la atención es porque destila un potente aroma a verano, y tal y como tenemos el asunto meteorológico por aquí, incluso yo (que no soy un devoto de los rayos de sol ni de la playa) estoy deseando la llegada del calorcito y de los días claros.
Está situada en un tranquilo pueblo de pescadores, con unas maravillosas vistas marítimas. Se trata de una vivienda de nueva construcción pero sobre la base del concepto de belleza imperfecta: materiales sencillos y acabados rústicos, envejecidos y con pátina, siempre buscando no alejarse demasiado de la identidad local, conformada por sencillas casas de pescadores.
La madera es el buque insignia de la casa, un elemento perfecto para este tipo de construcción porque es un material impregnado de emoción, sensible a los cinco sentidos, tal y como demanda la exhuberancia del paisaje. El mobiliario tiene, de manera intencionada, una pátina antigua, de inspiración popular brasileña, un shabby chic tropical con fuerte acento brasileño.
¡No me digáis que no entran unas ganas locas de irse a pasar una temporadita a este paraíso!
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